El tiempo perfecto de Dios

Comparte este blog:

Génesis 18:12-15 nos recuerda que nada es imposible para Dios. Sara dudó de la promesa de un hijo en su vejez, pero Dios cumplió su palabra en el momento señalado.

Conocer al Señor a los 19 años transformó mi vida. Confié plenamente en que Él me presentaría a mi esposo en su tiempo perfecto. No fue fácil esperar mientras veía a mis amigas casarse, pero Dios me sostenía con su amor. Cuando finalmente conocí a John, supe que era el hombre que Él había preparado para mí. Nuestra historia fue como un sueño hecho realidad: un amor puro, lleno de propósito y con la bendición de vivir la boda que siempre imaginé. Pero aprendí que en Dios siempre hay nuevos procesos, y que el matrimonio era solo el comienzo.

La prueba de la espera  

Dos años después de casados, anhelábamos formar una familia. A pesar de las oraciones y los tratamientos médicos, los resultados no eran favorables. Cuando todo parecía alinearse para un procedimiento de inseminación, la prueba de embarazo dio negativa.

El temor tocó mi corazón, pero Dios usó personas cercanas para recordarme su fidelidad:
“Su manera es mejor”,
“Nada lo toma por sorpresa”,
“Como Ana clamarás, y Dios te concederá un hijo.”

Un camino de fe  

Durante dos años, evité hablar con Dios sobre el tema, enfocándome en el ministerio. En 2018, después de cinco años de casada, Él me recordó su promesa:
“Te haré madre de multitudes.”

Le pedí confirmación a través del pastor César Castellanos. Meses después, sin que mi esposo lo supiera, Dios usó al pastor para hablarnos del amor en la adopción. En ese momento, supimos con certeza cuál era el camino que debíamos seguir.

El cumplimiento del milagro  

Buscamos agencias de adopción en varios países, pero la edad y los costos parecían obstáculos. Aun así, avanzamos con fe, confiando en que Dios cumpliría su promesa.

Y así fue: ¡el milagro llegó multiplicado!
En un solo año, Dios nos regaló cuatro hijos. Lo que parecía imposible, Él lo convirtió en una bendición mayor.

Mi “nunca me casaré” fue un “NO nunca” de Dios.
Mi “nunca tendré hijos” también lo fue.
Sus promesas son Sí y Amén, porque en Dios no existen los “nunca”.

Continuará…

Por: Janeth Wilson

@pastorajanethw

Myrian Janeth Wilson, Colombiana, mamá de 4 hijos, 2 niñas de 7 años y 4 años  y 2 niños cada uno de 5 años, pastora en San Luis Río Colorado MX y San Luis Arizona EEUU, vive en San Luis Arizona EEUU,  Frontera con México, apasionada por servirle a Dios y a la familia, con ministerio en los dos países.

Lleva 3 años educando en Home School y ahora en unión con otros padres de familia miembros de la iglesia se estableció una Academia Educativa para ayudarles con la educación.