FAMILIA

Mi casa en la Roca (Parte 2) ¿Cómo sé si Jesús es la roca de mi vida?

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Este mes estamos hablando de fundamentar nuestras vidas y nuestras familias sobre el mejor fundamento: Jesucristo. 

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él”.
(1 Juan 1:5) 

Jesús trae luz a nuestros hogares

Personalmente, me encantan los espacios que tienen luz natural. Hace poco hicimos una remodelación en nuestra Zona Kids de MCI Bogotá y algo en lo que trabajamos mucho fue en que todo el lugar tuviera mucha luz natural. Cuando las personas entraban para ver el antes y el después no podían creer que fuera el mismo lugar. Se veía el doble de amplio, todo brillaba, y se convirtió en un lugar lleno de vida, ¿por qué? ¡Porque la luz entró! 

 

Cuando Jesús llega a tu corazón,  te transforma y te cambia. Se va la opresión, la tristeza, la pereza… Dios te llena de Su luz. Y esa luz se ve reflejada en tu actitud del día a día.

 

Mira lo que dice el apóstol Juan:

¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. El que afirma: «Lo conozco», pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad. En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él
1 Juan 2:3-5 (NVI)

 

Jesús no solo te saca de una vida oscura, de pecado.. sino que te da un nuevo apetito 

Recuerdo cuando nació mi hijo Noah. Todo sucedió muy rápido, pues en la semana de su nacimiento empecé a sentirme muy mal. Pensaba que los dolores de cabeza y otros síntomas que tenía eran normales. Era mi primera vez embarazada y creía que me sentía así por estar en las últimas semanas.

 

Pero me equivoqué. Me dio preeclampsia junto a una disfunción en mi hígado, que causaba que todo mi cuerpo rascara mucho. Esto hizo que mi doctora me enviara inmediatamente a la clínica y tuve un cesárea de emergencia. A las dos horas de haber llegado al hospital, Noah había nacido.

 

Por causa del medicamento estuve más de dos horas dormida después de que naciera Noah. Durante esas dos horas, Noah no paró de llorar… y llorar a todo pulmón. 

 

¿Por qué? ¿Porque quería ver a su mama? Mmm… Creo que sí y no… creo que más que querer ver a su mamá, él quería algo: ¡LECHE! Parte de su instinto de bebé era el deseo de ser alimentado y de recibir la leche. 

 

Y esto sucede también dentro de nosotras como hijas. Viene un apetito por las cosas de Dios, no solo por leer Su palabra, sino también por ponerla por obra. Cuando Jesús viene, sientes hambre y sed de justicia. Esto se verña reflejado en tu obediencia a Dios. 

 

Si decimos que conocemos a Dios, pero nunca leemos su palabra ni seguimos sus instrucciones. estamos engañándonos a nosotros mismos. (1 Juan 2:3)

¿Cómo más sé si mi vida está sobre la Roca, que es Cristo? 

En mi amor por mi prójimo 

El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad”.
(1 Juan 2:9) 

Jesús nos reconcilia con el Padre para que también ese amor nos lleve a reconciliarnos con otros. No podemos recibir el perdón De Dios y luego salir y guardar rencor hacia aquellos que nos han ofendido. 

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce”.
(1 Juan 4:7)

Amar a otros es simplemente un reflejo del amor de Cristo en nosotros. Ese amor se ve manifestado en negarnos a nosotros mismos. Dios cambia nuestro egoísmo por una vida generosa. 

Tal vez en este tiempo Dios ha colocado a alguien con mucha necesidad financiera en tu camino. No podrías decirle “te amo” y luego enviarlo a su casa igual a como lo viste. El amor nos lleva a hacer algo. Nos lleva a dar de nosotros mismos, incluso cuando nosotros mismos estemos pasando por necesidad. Amar va mucho más allá de las palabras, se demuestra con nuestras acciones. Por eso, cada vez que te das de ti misma a otros: a tu esposo, hijos, discípulos, amigos, estás demostrando tu amor por ellos. 

 

Tu amor por el mundo y las cosas del mundo

La cuarta manera en que sabes si tu vida está sobre la roca es al evaluar qué tanto amas al mundo y a las cosas de este mundo.

“No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”

1 Juan 2:15-17

 

Si tu vida todavía es gobernada por deseos impuros, si tú vives el 90% de tus días alimentando tu carne y has descuidado tu espíritu; o si los celos, la envidia y la avaricia son parte de tu vida… Esto significa que tu vida todavía no está edificada sobre la roca que es Cristo. 

 

Nuestra nueva vida en Cristo significa tres cosas:

  1. Tener los deseos del espíritu: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). 
  2. Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33).
  3. Vivir 100% en dependencia de nuestro Creador. La dependencia te lleva a estar a sus pies cada día y te enseña a refugiarte en Él.

 

Hoy puedes tomar la decisión de colocar tu vida, y la de tu familia, en el mejor fundamento: ¡JESUCRISTO!

 

Oro para que la luz de Jesús siga iluminando tus días, oro para que el apetito por su palabra y por obedecer crezcan cada día en ti. Oro para que Dios te lleve a reconciliarte con todos aquellos que tengas una mala relación y a amar extravagantemente a aquellos que Él pone en tu camino. Oro para que el amor por Su reino sea lo que dirija tus pensamientos, emociones y acciones. 

 

Que esta sea una gran semana de conquista, 

 

¡Hasta la próxima! 

Manuela. 

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