¿Qué es la adoración?

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Hay diferentes maneras de construir casas, en Estados Unidos la mayoría de las casas son hechas con Drywall. En Colombia, las casas son hechas con ladrillo. De la misma manera en que el material con el que se construyó una casa física es esencial para su duración, el proverbista nos dice que la materia prima para edificar un hogar es la sabiduría, y la define de la siguiente manera:

“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría y el conocimiento del santísimo es la inteligencia…” Proverbios 9:10.

Algunas personas no les gusta la palabra temor porque la asocian con algo negativo. Sin embargo, el temor de Dios no equivale a tenerle miedo a él. Me gustó la versión amplificada en inglés de ese versículo, mira lo que dice:

El temor (reverente) de Dios (eso es adorarle y considerarlo como realmente asombroso).

De este pasaje podemos entender que el temor de Dios es darle a él el primer lugar en nuestra vida y esto se ve reflejado en nuestra adoración. La adoración es una expresión de nuestra total sujeción al señorío de Dios, hacer las cosas a su manera y conforme a su voluntad. Si anhelas edificar un hogar para Dios, él tiene que ser el número uno en tu vida. El mismo señor Jesús dijo que no podemos servir a Dios y a las riquezas. Nadie ni nada más puede ocupar el primer lugar en tu vida: ni tus hijos, ni tu esposo, ni tu trabajo.

Esta adoración genuina no está reservada para el domingo en la mañana, es un estilo de vida. Cuando te levantas y oras a Dios, le estás diciendo que él es el número uno en tu vida. Cuando empiezas tu día frente a la palabra, estás reconociendo tu limitación y necesidad de él. A medida que eres fiel a lo que Dios te confió, estás adorándole, Pablo nos lo recuerda:

“Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios”. 1 Corintios 10:31.

¿Cuánto influenciará esto en la vida de nuestros hijos? ¡¡Mucho!! No sé si recuerdas alguna vez que hayan cocinado tu plato favorito. Por lo general, el sentido del olfato se dispara a mil en ese momento. La respuesta natural a este delicioso olor es por supuesto un deseo de probar el plato. Algo similar sucederá en tu casa cuando tú estás cerca de Cristo, tu vida se impregnará de él —no es algo forzado, tampoco algo religioso, es natural—, y no se compara con nada de lo que el mundo ofrece, absolutamente nada. Así que cuando tus hijos perciben ese aroma único, genuino y muy llamativo, tenlo por seguro: ellos van a anhelar tenerlo, van a anhelar ir al lugar donde te vieron ser impregnada de ese aroma: los pies de Cristo.